Comásela o pídale la mano

Publicado el 18 de Mayo de 2008 por Angel en Críticas | Lo que dicen de mí

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Embárquese, huyendo de todo, sobre el lomo misterioso de esta sardina/espejismo que han construido para la eternidad Ángel Fernández Saura y José Luis Cacho.

Naveguen por la memoria meciéndose en los recuerdos de un mar hirientemente azul canalla, placentero, embaucador y jubiloso. Pongan rumbo sobre ella a una isla de ensueño y vino dulce, lugar de dioses y gozos del que al partir se siente un latigazo en los cinco sentidos y en el alma carnosa.

Nada es igual después de respirar su aire inexplicable y de besar con la sal en los labios del último baño, al que nos lanzamos desde el lomo apetitoso de esta sardina que recuerda a todos los animales prehistóricos.

Rumbo a la isla dorada a fuerza de tanta luz, se sentirá usted viajero, conquistador, guerrero, amante: vivo, se sentirá vivo. Se imaginará por allí a Alejandro Magno, que en su día le precedió en el viaje, y se dirá para consolarse que, al fin y al cabo, si él confirmó su origen divino en el oráculo de Zeus-Amón, en el oasis de Shiwa, usted ha confirmado su origen mortal y lacerado sintiendo escalofríos de emoción visitando la tierra sagrada de Delfos.

Desde la sardina contemplará el mundo y éste será más hermoso, mirará el oleaje y se diluirá en él. No tema que durante la travesía palpitante surjan de las aguas, para jorobarle el invento, los Lestrigones y Cíclopes a los que alude Kavafis en ‘Itaca’, el poema que acompaña siempre a quienes se empeñan en hacer realidad sus sueños.

No tema tampoco al fiero Poseidón, porque hay otros temores más urgentes y próximos, menos literarios y másobscenos, más irritantes y menos excitantes: la actualidad nos golpea la cara con millones de crímenes.

La sardina esplendorosa de Fernández Saura y Cacho no es Moby-Dick, no es un ángel de la guarda, no es un volcán ni un corazón sangrante.La sardina de estos dos artistas está para comérsela con raspa incluida, para tratarla como a una reina o para quemarla entre aclamaciones en las Fiestas de Primavera.

Antonio Arco

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