Fragmentos de realidad.
Publicado el 16 de Mayo de 2011 por Angel en Críticas | Lo que dicen de mí
Sólo el ojo de la cámara de un fotógrafo, como el microscopio de un científico, puede captar las marañas de líneas y texturas que se entremezclan en la naturaleza. El cambio de 1:1 a otras escalas permite insistir en los detalles, extrayendo o subrayando el interés de una imagen. Podríamos llegar a pensar que un fotógrafo es un pintor pero no es exactamente así. Un pintor macha el lienzo, lanza la pintura contra la superficie plana, restriega el color con su brocha. Debe dejar descansar la composición, esperar que se maceren las tintas para ver si son realmente las cromas que busca. Necesita tiempo porque pinta con la memoria. Sabe que busca pero debe construirlo a golpe de intuición. Su mano obedece su intelecto. Pinta lo que quisiera ver y para ello debe ejercitar todo su cuerpo. De hecho todo cuadro es un ejercicio físico del artista. Algo que entendemos muy bien al ver, sobre todo cualquier cuadro abstracto de grandes dimensiones. Sin embargo, la fotografía, por sus características técnicas, debe recorrer el camino inverso, como bien queda demostrado en la obra de Angel Fernández Saura. Sus fotografías resultan casi abstractas por su exámen concreto de lo cotidiano. Fernández Saura parece llevar al límite los supuestos estéticos que alimentaron los movimientos fotográficos de grupos como f/64 y Nueva Objetividad que, desde libros como El Mundo es bello de Renger-Patzch, reivindican para la fotografía una nueva filosofía en la que ésta debía crear, con sus propios medios técnicos, imágenes capaces de existir por sí mismas, es decir la fotografía pura.
Angel Fernández Saura ejercita su ojo para extraer de la realidad trozos que descontextualizados, puedan llevarnos a pensar que estamos ante lienzos de pintura abstracta. Su fotografía, desprovista de marcos, passe-par-tout o cristales protectores, adquiere una nueva dimensión, en apariencia pictórica, aunque se encuentre plenamente inmersa en la pura representación de la realidad. Para conseguir esta paradoja, el fotógrafo se vale, además, de los recursos tecnológicos de la digitalización. Unos medios que no alcanzan los procesos de captura y manipulación, pero sin en la estampación. Estos últimos magnifican la calidad de las texturas y colores de las gigantes imágenes realizadas. Al ver sus imágenes uno tiene la vaga sensación de saber qué son. El juego visual es recomponer la imagen total de la que parten. Angel Fernández Saura construye una realidad como un científico construye la suya desde partículas que son la parte de un todo.
Mara Mira.
Historiadora del Arte
Critica de Arte