1952-1953-1955

Publicado el 27 de Febrero de 2021 por Angel en Lo que dicen de mí

Ángel Fernández Saura

 

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La fotografía se convierte en los años ochenta en una gran fuente de cultura visual y experimentación, siendo representativa de una época en la que como reacción al caduco expresionismo abstracto americano se muestra como alternativa a la pintura, no sólo por su capacidad de reproducción, sino porque la fotografía se aleja de ella al no dejar la huella del artista sobre la superficie, enfriando la imagen desprovista del subjetivismo de la pincelada, de la traza física de la mano. Pero la fotografía de Fernández Saura tiene como hermana mayor a la pintura, construyendo una mirada subjetiva que anhela sus texturas y su capacidad para abstraer la realidad. Lo importante es la idea o la elección de la imagen, no el medio o soporte en el que ésta se materialice ya que pintura y fotografía no dejan de ser una representación bidimensional. Si la realidad cotidiana se convierte en el tema principal del arte, podemos definir la obra fotográfica de Fernández Saura desde mediados los años ochenta como una búsqueda de lo real a través de la poética del fragmento, que es abstraído de su contexto, a veces hasta convertirlo en icono, ya que la realidad como totalidad es inaprensible por parte del individuo. En la línea del fotorrealismo americano la fotografía de Fernández Saura captura segmentos de la vida urbana que presenta como si fueran imágenes de consumo diario o doméstico. El fotógrafo aísla objetos de la vida cotidiana como consecuencia de esta mirada fragmentaria, abstrayéndolos del entorno. En la serie de obras presentada en esta exposición también podríamos hablar del arte de objetos encontrados y de cierta connotación ecológica. 

Julián Pérez Páez

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